Jesucristo ¿El gran Yo Soy del Antiguo Testamento?
Éxodo 3:14 dice:
Respondió Dios a Moisés: --“Yo soy el que soy”[1]. Y añadió: --Así dirás a los hijos de Israel: “«Yo soy» me envió a vosotros”[2] (RV1995, énfasis añadido)
Pero en el Nuevo Testamento
leemos:
Jesús les dijo: --De cierto, de
cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo
soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas […] (Jn.8:58-59, RV1995,
corchete y énfasis añadidos)
Es bien sabido que durante muchos
siglos el pueblo de Israel conoció el título Yo soy, revelado a Moisés.
La pregunta es ¿Por qué intentaron lapidar a Jesús? La respuesta está en La
ley. Levítico 24:15-16 dice:
Y a los hijos de Israel hablarás así:
Cualquiera que maldiga a su Dios cargará con su pecado. El que blasfeme contra el nombre de Jehová ha de ser muerto; toda
la congregación lo apedreará. Tanto
el extranjero como el natural, si
blasfema contra el Nombre, que muera (RV1995, énfasis añadido)
Es obvio que los judíos tomaron
como una blasfemia el que Jesús afirmara ser el mismo Yo soy revelado a
Moisés, pues esto contestaría la pregunta que le formularon: “¿Quién crees que
eres?” (v.53), y por eso intentaron apedrearlo.
Lo mismo ocurrió cuando el Sumo
sacerdote, en el Concilio, le preguntó a Jesús:
[…] --¿Eres tú el Cristo, el Hijo
del Bendito? Jesús le dijo: --Yo soy.
Y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo
en las nubes del cielo. Entonces el Sumo sacerdote, rasgando su vestidura[3],
dijo: --¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos
ellos lo condenaron, declarándolo digno de muerte (Mc.14:61-64, RV1995,
corchete y énfasis añadidos)
Vemos pues, que el concilio condenó a Jesús por afirmar tener la misma naturaleza de Dios al declarar ser el gran Yo soy (Cf.Jn.5:18,10:30,33).
Algo muy curioso y revelador ocurrió cuando los soldados y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos fueron a aprehender a Jesús:
Pero Jesús, sabiendo todas las
cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó: --¿A quién buscáis?
Le respondieron: --A Jesús nazareno. Jesús les dijo: --Yo soy. Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron
a tierra (Jn.18:4-6, RV1995, énfasis añadido)
Nadie retrocede y cae en tierra por una simple respuesta. El Espíritu Santo aquí revela el verdadero significado de la frase “Yo soy” expresada por boca de Jesús: el poderoso Nombre de Dios revelado a Moisés (Ex.3:14), ante el cual nadie puede estar en pie, como está escrito:
¿Pero quién podrá soportar el
tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?
Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavadores (Mal.3:2, RV1995,
énfasis añadido)
Las referencias al título Yo soy
en el Nuevo Testamento son:
Sin especificación: Jn.6:20, 8:24, 28, 58, 13:19, 18:5-6,8.
Con especificación:
El Mesías (Jn.4:25-26)
El pan de vida (Jn.6:35,41,48,51)
La luz del mundo (Jn.8:12)
La puerta (Jn.10:7,9)
El buen pastor (Jn.10:11,14)
La resurrección y la vida (Jn.11:25)
La vid verdadera (Jn.15:1,5)
El camino, la verdad y la vida (Jn.14:6)
Jesús (Hch.9:5, 26:15)
El Alfa y la Omega (Ap.22:13; Cf.1:8)
La raíz y el linaje de David (Ap.22:16)
La estrella resplandeciente de la
mañana (Ap.22:16)
Nota: La
expresión “Yo soy”, era bien
conocida entre los judíos y helenistas de la época de Jesús debido a la
traducción griega de la Septuaginta (LXX) que comúnmente utilizaban. Así,
cuando el lector consultaba Éxodo 3:14 en esta versión, en vez de encontrarse
con la expresión hebrea ehyéh aschér (Yo Soy), leían εγω ειμι (gr.ego eimi). Sin embargo, esta expresión no es privativa de Dios, pues en
la Biblia encontramos ejemplos de personas a las que se les aplicaron estas
palabras, aunque evidentemente en un contexto muy diferente como las usó Jesús
(como un título Divino)
Luego
que el gobernador romano, Poncio Pilato intentó exonerar a Jesús de los cargos que
los judíos le imputaron, éstos le respondieron:
[…] --Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí
mismo Hijo de Dios (Jn.19:7, RV1995, corchete y énfasis añadidos)
Este es uno de los textos más
reveladores que demuestra que los judíos interpretaron (correctamente) que
Jesús, al aceptar ser el Hijo de Dios (gr.ho huios tou theou)
estaba declarando tener la misma
naturaleza de Dios. Pero si aún alguno se niega a aceptar que los judíos
consideraron como una blasfemia el que Jesús haya declarado ser el gran Yo Soy,
arguyendo que los judíos, simplemente tomaron como blasfemia el que Jesús
afirmara ser “hijo de Dios”, yo le pregunto: ¿En qué parte de la Ley se ordena
lapidar a un hombre que declara ser hijo de Dios?
Sencillamente no existe en ninguna parte de la ley judía, una orden de condenar a alguien que se declare hijo de Dios, por eso, es obvio que los judíos interpretaron de otra manera la proclamación de Jesús, a tal grado que lo consideraron digno de muerte. De ahí nuestro Señor diga:
El Padre y yo uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearlo. Jesús les respondió: --Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: --Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces Dios (Jn.10:30-33, RV1995, énfasis añadido)
Vemos pues, que los judíos
interpretaron como una blasfemia el que Jesús llamó “Padre” a Dios, haciéndose de esta manera, igual a Dios:
Por esto los judíos aun más
intentaban matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también decía
que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn.5:18, RV1995,
énfasis añadido)
Pero si alguno dijera que la
interpretación de los judíos nada vale, yo respondo que no fueron los judíos
los que en esta ocasión declararon que Jesús se hacía igual a Dios, sino el
mismísimo Espíritu Santo, lo cual es evidencia irrebatible de la Deidad de
Jesús.
Jesucristo ¿El gran Yo Soy del Antiguo Testamento?
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