La Ley y el Evangelio

• “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;(H) porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” (Ro 3:20).

En el Antiguo Testamento, Dios dio la Ley a través de Moisés. Son los mandamientos y preceptos que gobiernan la conducta humana. En el Nuevo Testamento, el Evangelio fue dado por Dios a través de Jesús. Es el mensaje de salvación por gracia a través de la muerte sacrificial y resurrección física de Jesús por nuestros pecados.

La Ley es el qué hacer y el qué no hacer en cuanto a la conducta moral. Consiste de 10 mandamientos (Éxodo 20), reglas para la vida social (Ex 21:1-23:33), y reglas para la adoración de Dios (Ex 25:1-31:18). Fue un pacto de obras entre Dios y el hombre; fue y todavía es incapaz de llevarnos a la comunión eterna con el Señor. La Ley es estricta y requiere que mantengamos un perfecto estándar de conducta moral y si fallamos, la Ley entonces, nos condena a muerte. Las obras no nos dan la salvación o juegan un papel importante en esta. La Biblia dice que un hombre es justificado por fe, aparte de las obras de la Ley (Romanos 3:28: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.”).

De otro lado, el Evangelio es las buenas nuevas de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús por nuestros pecados (1 Co 15:1-4). Es el mensaje de lo que Dios ha hecho por nosotros, nuestra liberación del pecado y del castigo de la Ley. “La Ley y el Evangelio” forman también parte de nuestro fundamento y un buen entendimiento de su relación nos servirá grandemente para testificar. ¿Cómo? Si entendemos que la Ley de Dios es un estándar de perfección, que revela el pecado, que somos incapaces de guardarla sin quebrantarla y de que el Evangelio nos libra de la necesidad de guardar la Ley perfectamente para obtener perdón de pecados; entonces Usted podrá comunicar mejor el mensaje de salvación a los perdidos

La Ley es diferente al Evangelio

La mayoría de los cristianos tienen un entendimiento básico de la diferencia entre la Ley y el Evangelio; solo que ellos no saben que sí lo tienen. Por ejemplo: “Usted es un pecador.” (Ley). “Usted necesita a Jesús como su Salvador.” (Evangelio). El Antiguo Testamento (Ley) vino antes que el Nuevo Testamento (Evangelio). La Ley nos muestra de lo que somos culpables y el Evangelio nos es entregado por gracia. Primero, debemos saber que somos culpables (Ley) antes de reconocer nuestra necesidad de pedir perdón (Evangelio).

La Ley mata; el Evangelio da vida. Cuando Moisés bajo del monte después de recibir la Ley y vio que los Israelitas habían caído en idolatría, tiró las tablas de la Ley rompiéndolas y como 3.000 personas murieron (Ex 32:28). Posteriormente, cuando Pedro predicó el Evangelio, más de 3.000 personas fueron salvas (Hch 2:41).

Con mayor entendimiento de la Ley, será más fácil explicar el pecado. Sin la Ley, el pecado no puede ser conocido. Romanos 3:20 dice: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” (Ver también Romanos 7:7). Si el pecado no es reconocido, no habría entonces, necesidad de Jesús. Esta es la razón por la que Usted debe mencionar la Ley a aquellos a los que les testifica. ¿Cómo? Preguntándoles si alguna vez han pecado. Dígales entonces que el engañar, el mentir, el robar, la lujuria, no honrar a Dios, etc., es pecado. Todos son culpables de algo (Ro 3:23), por lo tanto, todos necesitan ser liberados; todos necesitan el Evangelio.

La Ley es peculiar. Esta dice: “sed santos”, pero nos muestra que no lo somos. Dice: “no mentir”, pero nos muestra que sí lo hacemos. Dice que honremos a Dios; sin embargo, nos muestra dónde fallamos. Debido a que ninguno puede guardar la Ley en su totalidad, todos estamos bajo condenación. No hay forma de evadirlo. ¿Qué podemos hacer? ¡Nada!  Gálatas 3:24 dice para que ha sido la Ley: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.” La Ley nos guía a Él. ¿Cómo lo hace? Mostrándonos que el intento de guardar la Ley (nuestras obras) no nos sirve para obtener la vida eterna y que el Evangelio de gracia es el único camino a Dios.

En otras palabras, Usted debe ayudarle a la persona a entender que no es lo suficientemente buena para merecer el favor de Dios. Las personas tienden a pensar que debido a que ellos son sinceros o “no tan malos como los otros”, estarán con Dios cuando mueran. Pero la Biblia nos revela que la “sinceridad” y el ser “no tan malo como los otros” no es suficiente. Dios exige perfección.

La salvación es de Dios y sólo de Él

Esta es la razón por la que la salvación pertenece al Señor (Sal 3:8), por fe, no por obras (Ro 4:5). Es un regalo de Dios (Ro 6:23) a través de la gracia (Ef 2:8-9). Esta es la razón por la que Dios se hizo carne (Jn 1:1, 14) y cumplió la Ley:

• “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;” (Ro 8:3).
• “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.” (Gá 3:21).
• “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;” (Ef 2:8).
• “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” (Ro 4:5).

Al presentar el Evangelio, muestre cómo los requisitos para mantener la Ley perfectamente, son quitados. Diga algo así: “La Biblia dice que si Usted quebranta solo un mandamiento de Dios, está condenado.” (Stg 2:10-11). Puede agregar: “El perdón puede ser quitado, pero los efectos continúan. El efecto de su pecado es muerte. Su pecado es una ofensa para el dador de la Ley: Dios. Pero Jesús, Dios en carne, llevó nuestros pecados en la cruz y murió por ellos. Si quiere perdón de pecados, entonces, Usted necesita venir a Cristo y pedirle que le perdone. Él lo hará.”